sábado, 2 de mayo de 2009

Lucia Busso: Habría sido bonito



Les presento un texto que he tenido la fortuna de encontrar por casualidad. No se si sea de la autoría de una escritora conocida.
Se trata más que nada de un pequeño relato de algo que pudo haber pasado pero... mejor les comparto las pocas líneas que espero sean de su agrado.

Habría sido bonito
Lucia Busso
Habría sido bonito si hubiesen estado juntos. Ella habría llegado de carrera esa mañana, y se habrían abrazado, habrían reido juntos, ebrios de felicidad y angustia. Él no habría sabido que decir, ella habría llorado y reído a la vez, él abría tenido las manos temblorosas, y en los ojos el uno del otro habrían visto las mismas emociones. Ella habría estado radiante y él le habría dicho "nunca te había visto tan hermosa como hoy". Esto habría podido decir, o tal vez se habría sólo quedado en silencio mirándola mientras hablaba demasiado veloz, y la habría tomado de la mano.
Habrían caminado por horas, hablando, bromeando, llorando, jugando. Ella se habría puesto el vestido con las flores rojas, que la hacía sentir romántica.
Habrían estado fuera hasta el anochecer, paseando por la playa. Él habría querido hacer el amor en la orilla del mar, ella se habría sonrojado, habría dicho no, estás loco, y si después nos ven? Y si después nos espían? Él la habría hecho bailar, y precisamente esto es lo bonito, habría podido responder. Era también capaz de imaginarse el tono, el sonido de su voz, la expresión de sus ojos, que se hacían más grandes y a ella le parecía siempre perderse en ellos. Se habrían besado, él se habría lamentado de sus cabellos demasiado largos, habría jugado con ellos y la habría mirado con su ya acostumbrada mirada. Era la mirada que parecía quisiese aferrar todo de ella en un segundo, parecía no querer creer en la suerte de poderla ver, parecía decir "no hay nadie más que tú, no quiero otra cosa nada más que mirarte". Y ella como siempre habría querido quedarse con él.
Habría deseado detener cada minimo detalle en su mente de aquel día hermosísimo, para tenerlo en la memoria como una pequeña luz, en caso de horas oscuras. Habría sido el recuerdo más luminoso de su vida.
Habrían regresado a casa, habrían llamado a los amigos y familiares, tal vez lo habrían logrado después del baño veloz para quitarse de la piel el cansancio del día; el agua nunca habría logrado lavar la felicidad. Él la habría esperado, y ésta vez no se habría enojado por sus retardos, por sus pequeñas histerias, las intolerancias en el escoger los vestidos, pero le habría sonreído. Aquella sonrisa la habría protegido, abrazado, envuelto, calentado. Le habría repetido "nunca te había visto tan hermosa como hoy". Y habría sido verdad. Sabía también que ponerse: se habría quitado el vestido con flores y habría usado el blanco, para hacer resaltar sus ojos, los cabellos largos (demasiado, según él) y aquella extraña luz que habría emanado por cada poro. Se habría sentido en la cima del mundo.
La noche, en la cama blanca de su casa, habrían hecho el amor, protegidos de miradas indiscretas. Habría tocado su piel, habría podido oler todavía su perfume, el mismo de siempre. Se habría dormido sobre su espalda, y su perfume, el mismo de siempre, la habría acompañado en sus sueños confusos.
Todo esto había imaginado, para ellos dos. Sobre todo, siempre había creído conocer la expresión que habría visto en su rostro, en sus ojos. Incredulidad, estupor, ansia, tal vez, miedo, ciertamente, felicidad.
En cambio estaba sentado en la cocina, la mirada fija en la hoja de papel sobre la mesa. "No estoy listo, no puedo. Endiéndeme te ruego". No había escrito "perdóname". Era demasiado inteligente para no hacerlo. No había escrito "te amo". No era demasiado estúpido para hacerlo.
Y ahora todo aquello que le quedaba era su perfume que aún aspiraba en su casa. Y un niño destinado a no conocer nunca los ojos de su padre.

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Y para las personas amantes de las versiones originales, les dejo el texto en Textos Originales
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viernes, 1 de mayo de 2009

Jane Austen, análisis de las relaciones.

Para una mejor visualización de los capitulos decidi usar Scribd.
Cartas de Jane Austen- Analisis de Relaciones

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miércoles, 22 de abril de 2009

Introducción

INTRODUCCIÓN

Es lo correcto que alguna explicación debe darse de la manera en que las cartas ahora publicadas llegaron a mí posesión.

El Rev. J.E. Austen Leigh, sobrino de Jane Austen, y primer primo de mí madre Lady Knatchbull, publicó en 1869 “Memoir” (Memorias) de su tía, y lo suplemento con una segunda y extendida edición el siguiente año, a la cual añadió el hasta el momento inédito cuento, “Lady Susan”, para la publicación en la cual declara en su prefacio que él “últimamente he recibido el permiso de la sobrina de la autora, Lady Knatchbull, de Provender, Kent, a quiñen la copia autografiada fue dada”
Parece que la copia autografiada de otra historia inédita, “The Watsons” fue dada a la media hermana del Sr. Austen Leigh, la Sra. Lefroy, y que cada destinaria tomó una copia de la que fue dada a la otra, lo cual significa que el Sr. Austen Leigh se volvió familiarizado con la existencia y los contenidos de “Lady Susan”, y sabiendo que era de la propiedad de mí madre, escribió solicitándole su permiso para adjuntarla y publicarla con la segunda edición de su “Memoir”. Mi Madre era en ese momento incapaz de atender asuntos, y mi hermana menor, quien vivía con ella, respondió la petición, concediendo el permiso deseado en su nombre, pero al mismo tiempo declarando que la copia autografiada había estado perdida por los últimos seis años, que cualquier carta que existió no podía ser encontrada, y que mi madre no estaba en condiciones de permitir que se hiciera alguna búsqueda. Resultó que ninguna consulta a mí fue hecha, y solo me entere que la petición había sido hecha y concedida cuando ví la historia impresa. Pero a la muerte de mi madre, en Diciembre, 1882, todos sus papeles llegaron a mi posesión, y no solo encontré la copia original de “Lady Susan” —en la propia letra de Jane Austen— entre los otros libros en la biblioteca de Provender, si no una caja cuadrada llena de cartas, atadas cuidadosamente en paquetes separados, cada una de las cuales estaba endorsada “Para Lady Knatchbull”, en letra de mi tía abuela, Cassandra Austen, y con las cuales un envoltorio endorsado, en letra de mi madre, “Cartas de mi querida Tía Jane Austen, y dos de Tía Cassandra después de su fallecimiento” , cada envoltorio contiene las cartas escritas a mi misma madre. La misma caja había sido endorsada por mi madre como sigue:
“Cartas de Tía Jane a Tía Cassandra en diferentes periodos de su vida —unas pocas para mí— y algunas de Tía Cassandra para mí después de la muerte de Jane”
Esta anotación lleva la fecha de Agosto, 1856, y fue probablemente hecha la última vez que mi madre vió las cartas. Considerando todos los eventos, una comparación de las cartas con algunas citadas por el Sr. Austen Leigh hace abundantemente claro que nunca habían estado en sus manos, y que ahora son presentadas al público por primera vez.
De hecho, es de mucho pesar que “Memoir” haya sido publicada sin la luz adicional que muchas de las cartas lazan sobre “Life”, aunque por supuesto ninguna culpa se añade al Sr. Austen Leigh en el asunto. La oportunidad, sin embargo, ha sido perdida, y “Lady Susan” ya ha sido publicada, permaneció para mí el considerar sí las cartas que llegaron a mi posesión era del suficiente interés público para el justificarme en darlas al mundo.
Evidentemente, la mayor parte, habían sido dejadas a mi madre por su Tía Cassandra Austen; contienen los desahogos confidenciales del alma de Jane Austen a su amada hermana, intercalados con muchos detalles familiares y personales los cuales, sin duda, no le habría contado a otro ser humano. Pero hoy en día, más de setenta y cinco largos años han pasado desde que la mayor parte de ellas fueran escritas, nadie ahora con vida, pienso, puede tener alguna causa de molestia por su publicación, mientras, si juzgo correctamente, el público nunca tomo un interés más profundo o animado en todo lo concerniente a Jane Austen que el momento presente. Su trabajo, lentamente en su progreso hacía la popularidad, lo han logrado con gran certeza, y han hecho una impresión más permanente de su avance gradual.
La popularidad continua, aunque las costumbres y modales que Jane Austen describe han cambiado y variado en demasía pues pertenecen en gran medida a otra época. Pero la razón de su continuidad no difícil de buscar. La naturaleza Humana es la misma en todas las épocas del mundo, y “la inimitable Jane” (como un viejo amigo solía siempre llamarla) es fiel a la Naturaleza de principio a fin. Ella no atrae nuestra imaginación con sensacionales descripciones o maravillosos argumentos, pero, con tan pequeño “argumento” —en absoluto para ofender a aquellos que leen solo leen por excitación— describe hombres y mujeres exactamente como hombres y mujeres son realmente, y cuenta su historia ordinaria de vida diaria con tan verídica delineación, tan hechizante simplicidad, y además, con tal pureza de estilo y lenguaje, como rara vez será igualado, y tal vez nunca sobrepasado.
Este siendo el caso, me pareció que las cartas las cuales muestran que era su propia “ordinaria vida diaria” y que permiten un cuadro de ella como ninguna historia escrita por otra persona pudo haberlo hecho tan bien, probablemente interesan a público los cuales, ambos en Gran Bretaña y EUA, ha aprendido a apreciar a Jane Austen. Sera visto que son noventa y cuatro en número, y se extiende en fechas desde 1796 a 1816, es decir, durante los últimos veinte años de su vida. Algunas otras cartas, escritas a su hermana Cassandra, aparecen en el libro del Sr. Austen Leigh, y pareciera que a la muerte de Cassandra, en 1845, la correspondencia debió haber sido dividida, y mientras la mayor vino a mi madre, un número de ellas pasaron a posesión de las hermanas del Sr. Austen Leigh, de quienes las obtuvo. De estas hizo uso sin estar enterado de la existencia del resto.
No obstante como haya sucedido, es seguro que ahora soy capaz de presentar al público material completamente nuevo, del cual se puede recoger un más lleno y completo conocimiento de Jane Austen y sus “pertenecías” que de otra manera puedan ser obtenidas. La Srta. Tytler, en verdad ha hecho un esfuerzo digo de elogios para impartir al mundo la información respecto a la vida y trabajo de su autora favorita, pero su “Life” es poco más que una copia de Memoir del Sr. Austen Leigh. No intento ninguna “Memoria” como propiamente puede ser llamada, pero entregó las cartas como fueron escritas, con tales comentarios y explicaciones como creo pueden añadir a su interés. Estoy consciente que en algunas de las últimas he vagado algo lejos de Jane Austen, siendo llevado por alusiones que han despertado viejas memorias y recordando viejas historias. Pero mientras mis “apéndices” pueden ser leídos o saltados como al lector le complazca, no restan valor real a las genuinas cartas que colocó delante.
Estas, creó, difícilmente pueden fallar de ser interés a todo quien deseé saber más sobre la escritora, y, aunque no formen una narrativa continua y no registren ningún evento conmovedor, será remarcada que, entre los más ordinarios detalles y los temas más banales, de tanto en tanto brillan el mismo ingenio y humores que iluminan las páginas de “Orgullo y Prejuicio”, “Mansfield Park”, “Emma”, etc. Y que han hecho amar el nombre de Jane Austen a miles de lectores de casas de habla Inglesa.
BRABOURNE
Mayo, 1884.
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lunes, 20 de abril de 2009

Contacto

Cualquier petición de traducción o comentario por favor dirigirlo a: peticionestrad@gmail.com Leer más...

¿Quienés somos?

"Deseamos el compartir textos sobre y de nuestros escritores favoritos, y alguna otra cosilla más, los cuales por alguna razón no han sido públicados en español. Esperamos que disfruten de nuestro trabajo" Leer más...

domingo, 19 de abril de 2009

Cartas de Jane Austen

Esta es la traducción de las cartas de Jane Austen publicadas en 1884 por Edward Hugessen Knatchbull-Hugessen (sobrino nieto de Jane) No está completa (solo incluye dos terceras partes de las cartas conocidas) o los textos no son transcritos siempre con fidelidad académica e incluye muchas anotaciones y curiosos comentarios en las cartas.
La dedicación es a la Reina Victoria.
En este texto se representan los volumenes 11 y 12 de The Novels and Letters of Jane Austen (Complete in Twelve Volumes), editada por Reginald Brimley Johnson (New York: 1906).
Para una edición más completa podéis acudir a Jane Austen's Letters de Deirdre Le Faye, editada por Oxford University Press.
La versión en inglés la pueden encontrar en Jane Austen Letters Barbourne Edition



Dedicatoria


A LA REINA SU MÁS EXCELENTISIMA MAJESTAD.



SEÑORA.


Es el conocimiento que vuestra Majestad aprecia grandemente los trabajos de Jane Austen por lo cual me atrevo a solicitar el permiso de dedicarle a vuestra Majestad estos volúmenes, conteniendo en ellos numerosas cartas de la autora, de la cual, como su sobrino nieto, recientemente he pasado a poseer. Las cartas fueron imprimidas, con la excepción de unas pocas omisiones las cuales parecían obviamente deseables, justamente como estaban escritas, y sí son encontradas en ellas, o en los capítulos que las acompañan, algo que pueda interesar o entretener a vuestra Majestad, me estimaré doblemente afortunado en haber sido el medio de traerlas bajo la atención de vuestra Majestad.

Yo, Señora,
el muy humilde y
obediente súbdito de vuestra Majestad,

BRABOURNE


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